El Papa en el Urbi et Orbi: ¡No más estruendos de armas!
“Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz Pascua!” En el mensaje pascual, leído por Monseñor Diego Ravelli, Maestro de las Ceremonias Litúrgicas Pontificias, Francisco reitera su llamado al alto el fuego en Gaza, pide la liberación de los rehenes israelíes y el envío de ayuda humanitaria a los hambrientos. Repasando diversas realidades conflictivas en el mundo, recuerda que la paz no es posible sin un verdadero desarme. Estas fueron las breves y sentidas palabras del Papa Francisco al asomarse este Domingo de Pascua, 20 de abril de 2025, a la logia central de la Basílica de San Pedro para la bendición "Urbi et Orbi" (de la ciudad de Roma al mundo entero) tras la santa misa presidida por el Cardenal Angelo Comastri, por decisión del Pontífice. El tradicional mensaje pascual fue leído este año por Monseñor Diego Ravelli, Maestro de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice.
Este gesto, lleno de esperanza y de fe, marcó no solo la celebración de
la Resurrección de Cristo, sino también un testimonio de su fortaleza y
dedicación pastoral, a pesar de las adversidades físicas que ha
enfrentado en las últimas semanas. Otro momento especialmente conmovedor
ocurrió al final, cuando Francisco se subió al papamóvil y recorrió la
Plaza de San Pedro, saludando a los numerosos peregrinos presentes,
felices de verle. El Papa recorrió la Plaza de San Pedro a bordo del
papamóvil tras la bendición "Urbi et Orbi" del Domingo de Pascua, 20 de
abril de 2025. El Obispo de Roma enfatizó que "desde el sepulcro vacío
de Jerusalén llega hasta nosotros el sorprendente anuncio: Jesús, el
Crucificado, «no está aquí, ha resucitado» (Lc 24,6). No está en la
tumba, ¡es el viviente!". Asimismo, resaltó que "el amor venció al odio.
La luz venció a las tinieblas. La verdad venció a la mentira. El perdón
venció a la venganza. El mal no ha desaparecido de nuestra historia,
permanecerá hasta el final, pero ya no tiene dominio, ya no tiene poder
sobre quien acoge la gracia de este día".
Mensaje y bendición "Urbi et Orbi" en el Domingo de Pascua, 20 de abril de 2025.
Dirigiéndose
a quienes sufren el dolor y la angustia, Francisco les dijo que "sus
gritos silenciosos han sido escuchados, sus lágrimas han sido recogidas,
¡ni una sola se ha perdido!". “En la pasión y muerte de Jesús, Dios ha
cargado sobre sí todo el mal del mundo y con su infinita misericordia lo
ha vencido; ha eliminado el orgullo diabólico que envenena el corazón
del hombre y siembra por doquier violencia y corrupción. ¡El Cordero de
Dios ha vencido! Por eso hoy exclamamos: «¡Cristo, mi esperanza, ha
resucitado!» (Secuencia pascual).” El Santo Padre recordó que la
resurrección de Jesús es el fundamento de la esperanza y que a partir de
este acontecimiento, esperar ya no es una ilusión. "Gracias a Cristo
crucificado y resucitado, la esperanza no defrauda. ¡Spes non confundit
(cf. Rm 5,5)! Y no es una esperanza evasiva, sino comprometida; no es
alienante, sino que nos responsabiliza", escribió Francisco. “Los que
esperan en Dios ponen sus frágiles manos en su mano grande y fuerte, se
dejan levantar y comienzan a caminar; junto con Jesús resucitado se
convierten en peregrinos de esperanza, testigos de la victoria del Amor,
de la potencia desarmada de la Vida.”