La jueza que investigará la mesa judicial visitaba a la cúpula de la AFI macrista
 La jueza que investigará la mesa judicial visitaba a la cúpula de la AFI macrista
La jueza que investigará la mesa judicial visitaba a la cúpula de la AFI macrista
Los ingresos figuran en el libro de entradas, con letra de imprenta escrita en birome negra. Dice el nombre, el DNI, la hora de entrada, la salida y a quién fue a visitar: invariablemente a la cúpula de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), encabeada por Gustavo Arribas. Los registros son seis, el primero el 19 de marzo de 2018 y el último el 3 de octubre de ese mismo año. Quien figura como protagonista de esos ingresos al edificio de la calle 25 de mayo, sede de la AFI, es María Eugenia Capuchetti, hoy jueza federal.
Con la particularidad de que ahora, la magistrada tiene que investigar a
 la llamada mesa judicial, el comando, presidido por Mauricio Macri, que
 organizó el armado de causas, el espionaje ilegal a opositores y 
empresarios, las operaciones de Marcelo D'Alessio, el manejo de 
arrepentidos truchos, el filtrado de audios a los medios amigos y toda 
la persecución política desatada durante los años del gobierno de 
Cambiemos. Capuchetti, entonces, tendría que investigar a los que iba a 
visitar en 2018. La mesa judicial operó en la Casa Rosada y, según la 
denuncia, era presidida por Macri mismo o por Marcos Peña. La 
integraban, entre otros, el operador amigo del presidente Daniel 
Angelici; el también operador Fabián Pepín Rodríguez Simón; el ministro 
de Justicia, Germán Garavano; el jefe de asesores, José Torello; el 
secretario de Legal y Técnica, Pablo Clusellas; el procurador del 
Tesoro, Bernardo Saravia Frías;el representante del Ejecutivo en el 
Consejo de la Magistratura, Juan Bautista Mahiques; y el hombre visitado
 por Capuchetti, Gustavo Arribas, el amigo más vivo de Macri, según la 
definición del ex presidente. Las citaciones se hicieron por mail, que 
luego fueron encontrados por la actual titular de la AFI, Cristina 
Caamaño. Desde ese comando general se armaron y monitorearon -según la 
denuncia- todo tipo de operaciones ilegales. La investigación sobre la 
mesa judicial oscilaba entre dos juzgados. En primer lugar, el de 
Sebastián Ramos, que tenía la instrucción adelantada y que incluso tomó 
el testimonio clave de la camarista Ana Figueroa, que denunció haber 
sido presionada. También testimonió en el mismo sentido el camarista 
laboral Luis Raffagheli, la jueza Martina Forns, pero además fueron 
públicas las presiones contra otros jueces y camaristas. La segunda 
causa, cuya denuncia fue firmada por más diputados y senadores del 
Frente de Todos, recayó en Capuchetti. La cuestión de competencia 
entonces la resolvió, con su sola decisión, el camarista Martín Irúrzun,
 un aliado clave del macrismo en estos años. Irurzun digitó a 
Capuchetti.
En los tiempos de su visita a la AFI, Capuchetti no era 
jueza todavía, pero sus incursiones en la central de espías vuelven a 
poner sobre el tapete la relación entre Comodoro Py y los servicios de 
inteligencia. Poco después de aquellas visitas, Macri mandó el pliego 
para su aprobación, pese a que no había tenido gran perfomance en el 
concurso y en función de que provenía de la justicia porteña, apadrinada
 por Angelici. Más allá de estos detalles que tuvieron que ver con su 
nombramiento, lo que impacta en la situación actual son las reuniones 
con quien ahora tiene que investigar, por cuanto Arribas es un 
protagonista sustancial de la mesa judicial. Desde la AFI se manejó a 
D'Alessio, se combinaron con la Division Inteligencia del Servicio 
Penitenciario Federal para espiar a los funcionarios presos en Ezeiza; 
se puso en marcha al grupo conocido como Super Mario Bros, que espió a 
opositores, y se concretó un grotesco espionaje al Instituto Patria y a 
la vivienda de Cristina Fernández de Kirchner. En las notas publicadas 
en los últimos días por Irina Hauser queda claro que casi todos los 
integrantes de la mesa judicial contaban con un celular que les entregó 
la AFI, encriptado, es decir que pudieron manejarse en el mayor de los 
secretos. En el libro de ingresos y en las cámaras instaladas en el 
edificio de la AFI ubicado frente a la Casa Rosada, quedaron asentadas 
las visitas de Capuchetti. Los registros producen un terremoto en el 
expediente porque es difícil que la magistrada pueda sostener que actúa 
de manera imparcial habiendo tenido la relación previa, en una época 
clave, poco antes de ser nombrada jueza, con la cúpula que ahora está 
imputada.












