Se subestimaron cosas: el nivel de precios ya duplica al de fin de 2015

por Ignacio Ostera
De acuerdo al economista Mariano Kestelboim, la inflación acumulada desde que Mauricio Macri asumió como presidente fue del 111,9%. "Son los peores 31 meses desde la salida de la hiperinflación, a principios de los 90", graficó en su cuenta de Twitter.
Esto implica un desvío considerable respecto de la meta de entre 50% y 74% que preveía para sus cuatro años de Gobierno, según los objetivos planteados al mes y medio de iniciado el mandato. Y, además, categoriza a la Argentina como una economía hiperinflacionaria, según los estándares de la Security and Exchange Commission (SEC) y las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF).
En el medio, claro, "pasaron cosas" como resumió Macri los eventos de 
las últimas semanas que lo llevaron a cerrar un acuerdo con el Fondo por
 u$s50.000 millones. En primer lugar, se subestimó el impacto de la 
devaluación registrada a la salida del cepo cambiario, con la premisa de
 que los precios ya estaban ajustados al valor del dólar blue. En 
segundo término, tampoco se tuvieron en cuenta la magnitud de los 
ajustes en los servicios públicos que cada seis meses aceleran la 
inflación y dificultan la tarea del Banco Central de controlar los 
precios exlusivamente por vía de la tasa -y su contracara, el explosivo 
incremento en el stock de Lebacs-, cuando en este caso el origen del 
fenómeno no es "siempre y en todas partes monetario" como dogmatizaba 
Milton Friedman, sino una consecuencia de los incrementos en los 
regulados.
Por último, la apertura indiscriminada a capitales 
especulativos que generó una apreciación ficticia y un agujero externo 
que se puso de manifiesto en la corrida y la desconfianza del mercado 
respecto de la sostenibilidad del esquema. Pero el shock en el tipo de 
cambio que apunta a corregir este aspecto aceleró no sólo la inflación 
"núcleo" sino también el precio de los combustibles, en un mercado 
energético dolarizado que tendrá su correlato a la hora de fijar los 
nuevos valores de la luz y el gas.








