La trama perversa del silenciamiento de medios zonales
La trama perversa del silenciamiento de medios zonales
¿Cómo hacer para que mil ejemplares tengan 50 mil lectores?

Por Dante López Foresi
(Diario EL VIGÍA- 22/12/11) - Esta última nota editorial del año está dirigida, fundamentalmente, a los miles de periodistas que egresan cada año y a las instituciones y sectores que durante décadas debieron suplicar, sin suerte en la mayoría de los casos, que dos diarios argentinos publiquen sus necesidades.
Hace 3 años, la edición impresa de EL VIGÍA llegó a Avellaneda con un objetivo primordial (además de subsistir): demostrar que la difusión democrática de la palabra a través de nuevos medios zonales es posible, a pesar de las operaciones perversas para impedirlo ¿Cuáles operaciones? Se lo explico brevemente.
Empecemos por un interrogante básico ¿Usted nunca se preguntó para qué el diario sudamericano de mayor tirada en el mundo de habla hispana necesitaba editar suplementos zonales, por ejemplo en Avellaneda, si la ganancia sería casi nula o el ejemplar sería deficitario? La razón, de tan sencilla y obvia, a muchos les cuesta notarla. Así como un refrán popular dice que "hay personas que no les alcanza con ser felices, sino que precisan que los demás sean desgraciados", hay grupos económicos mediáticos muy poderosos que no les alcanza con ser los más consumidos y los que mayo r facturación poseen. Necesitan ser los únicos en el mercado.
Otra vez Usted se preguntará, como en el cuento de Landriscina..¿Y para
qué? Pues sucede que al callar haciendo desaparecer por
desfinanciamiento a competidores, por más pequeños que sean, no sólo
sienten el placer psicótico de la soledad monopólica, sino que se
aseguran que nadie pueda denunciar o perjudicar los intereses económicos
de sus anunciantes o los que ellos mismos representan a través de
plumas genuflexas que hoy cacarean ser "perseguidos".
Ejemplificaré con números concretos e irrefutables la trama siniestra
del silenciamiento: Clarín Zonal comercializaba (y comercializa, ahora
casi clandestinamente por temor a ser denunciado por competencia
desleal), espacios publicitarios por cifras de 90 a 150 pesos mensuales.
Reitero: 90 a 150 pesos mensuales. Tenga Usted en cuenta que la
producción de mil ejemplares, en formato tabloide, con 12 páginas y a un
sólo color cuesta en las imprentas del mercado cerca de 1300 pesos, en
promedio. Y deben establecer ese precio por los constantes aumentos del
papel para diario, establecidos por los hasta hoy únicos administradores
de Papel Prensa: los diarios Clarín y
La Nación.
¿Quién puede sostener, con semejantes reglas de juego y competencia
desleal, un medio zonal? ¿Cuánta publicidad debiera vender un periodista
de Avellaneda, únicamente para hacer frente al pago de la imprenta? Y
las imprentas no aceptan trabajos que no sean de mil ejemplares o más
¿Vamos entendiendo?
Ahora le explicaré cómo puede ser posible entonces que Usted esté
leyendo este artículo en Periódico EL VIGÍA, que ya cumplió más de 3
años en la ciudad de Avellaneda.
El desafío era lograr que nuestro medio fuera de lectura necesaria (por
no decir imprescindible, ya que nadie lo es) y de trascender lo
suficiente como para que nuestros anunciantes comprueben cabalmente que
sus mensajes llegan son efectivos a través de nuestras páginas.
En EL VIGÍA logramos que mil ejemplares de papel, sean leídos por más de
50 mil personas en cada una de sus ediciones. Aún no pudimos dar
trabajo a tantos periodistas que nos lo piden a diario. No tenemos una
red de distribuidores. Aún. Sólo aún. Pero nos ocupamos de enviar en
formato digital nuestro periódico impreso mensualmente a listas de
correo electrónico con más de 20 mil personas. De ofrecer nuestro
producto en Redes Sociales, donde poseemos más de 25 mil contactos y de
permitir que se pueda acceder a la lectura en línea de nuestro Periódico
desde el sitio web de Diario Digital EL VIGÍA (desde el cual
transmitimos en tiempo real los 365 días del año).
Tengamos en cuenta que nuestra web fue visitada en 2011 por más de un
millón y medio de personas (Ver nota aparte). Y, finalmente, de publicar
absolutamente todas las voces y necesidades de nuestra ciudad ¿Acaso
Usted y su barrio aparecen a menudo en Clarín o La Nación? En EL VIGÍA,
si. ¿Usted es atendido por periodistas de esos medios? ¿Es escuchado? En
EL VIGÍA, si.
Lo que, a esta altura del relato puede parecer una promoción
autorreferencial, créame que está lejos de serlo. Es una respuesta a
tantos jóvenes periodistas que cotidianamente, además de pedirnos
empleo, nos preguntan ansiosamente cómo deben hacer para ejercer este
maravilloso oficio sin la necesidad de someterse al discurso único de
Clarín y La Nación. Y es una revelación para muchos lectores que,
ingenuamente, creen que los diarios monopólicos construyeron su
prestigio sólo en base al "talento" derramado en sus páginas y creen que
sólo en ellas reside la verdad revelada.
Sólo con prepotencia de trabajo y utilizando de manera unificada todas
las herramientas de comunicación a nuestro alcance, nos fue posible
crecer. Esa es la manera, jóvenes comunicadores, de ejercer el oficio
sin someterse: creando cada uno su propio medio de producción de
contenidos.
Ahora, con la declaración de interés público del papel para diarios,
Clarín y La Nación no podrán más aumentar discrecionalmente el precio
del papel donde escribimos. Durante 2011 lo aumentaron 4 veces, a través
del monopolio de Papel Prensa, quintuplicando la inflación más
pesimista de consultoras privadas, muchas de ellas manejadas por ellos
mismos incluso. Ya no podrán seguir asfixiando a imprentas y a medios
zonales. Ya no más. Se acabó.
Si, desde el Estado, se hacen las cosas como se debe, en EL VIGÍA
podremos multiplicar nuestra cantidad de ejemplares impresos,
expandirnos a otras ciudades y, como es nuestro mayor deseo, dar trabajo
a cronistas y distribuidores. Hasta el momento, debimos ocuparnos
solitariamente, como cada medio y periodista zonal o del interior, en
sobrevivir ante el aplastamiento de las corporaciones. Ya no más. Se
acabó. Y para siempre.
Bienvenido 2012. Muy bienvenido.